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Los ejemplos, lo insólito, la cara oculta que se desprende de Sevilla 99. Las diferencias entre dos velocistas. Una medallista de Samoa Occidental. El rating del salto en largo, mujeres. Dos casos de doping. La lucha contra el cáncer.
Un contraste
Atleta desconocida
Televisión
Doping
Cáncer
El día martes 24 las instalaciones del Estadio Olímpico de Sevilla se vieron colmadas por unas sesenta mil personas, más que los días sábado y domingo, los cuales obviamente no son días laborables. ¿Cuál es la causa de tal asistencia en este día martes?. La razón es muy sencilla: se corría la final de los 1500m. y en los cuales participaban los corredores españoles. Los "tres mosqueteros" representantes de España eran los únicos que podían enfrentar a cualquier escuadra africana. Ningún otro país estaba en condiciones de hacerlo. Los 60 mil asistentes sabían esto y por tal motivo al entrar los corredores finalistas al estadio las tribunas prácticamente explotaron. No solamente vibraron los tímpanos de los asistentes, sino también el de toda la población de la ciudad de Sevilla. El griterío opacó el triunfo del norteamericano Washington en el lanzamiento del disco, como también la competición del décatlon en el cual participaba el propio atleta español Javier Benet. Todo era "Españaaaa......Españaaaaa!!!!". Solo en el momento en que el juez de largada dio la señal de "a sus puestos" se hizo un silencio sepulcral. Al sonar el disparo de salida comenzó nuevamente la algarabía vivando a los corredores españoles. La carrera se inició con bastante violencia tomando el mando el marroquí Adil Kaouch, el cual corrió sacrificándose por sus compañeros de equipo. Los primeros 400m. se cruzaron en 54.31s., mientras que los 800m. en 1:52.15 s. A partir de ese momento el pelotón, que venía de forma compacta, se espezó a estirar como un "chicle". A los 1000 mts. se fuerza aún mas la carrera, y a los 1100mts., es decir, faltando una vuelta, es que el recordista del mundo Hicham El Guerrouj toma el mando y comienza a forzar aun más la velocidad. Solamente el keniata Noah Ngeny y los españoles Reyes Estévez y Fermín Cacho pueden sostener de alguna forma el ritmo de carrera. Faltando 300mts. (1200mts.: 2:46.79m.) Cacho ya queda algo descolgado. Ngeny y Reyes Estévez siguien tras el marroquí. Pero faltando 150 mts. ya El Guerrouj se aleja más. Así entonces entra a la recta final como una tromba y cruza la meta en 3:27.65m.: récord de los campeonatos mundiales; 2do. Noah Ngeny de Kenia, en 3.28.73m.: récord nacional de Kenia; la medalla de bronce la obtiene el local, Reyes Estévez con el mejor registro personal de 3:30.57m., le sigue Fermín Cacho con excelentes 3.31.34m. y también el otro español, Andrés Díaz quien también hace su mejor marca con 3:31.83m. Llama la atención el rendimiento de Fermín Cacho, el cual con 30 años de edad, y pasados ya 7 años desde su título olímpico en Barcelona, aún mantiene tan buena forma, con excelente registros mundiales en cada momento. Es considerado como uno de los corredores más inteligentes. Los otros dos españoles, Estévez y Díaz son todavía bastante jóvenes, y con mucho futuro por delante. En cuanto a El Guerrouj tenemos que destacar que tiene solo 24 años, 1.70 m. de estatura y apenas 60 kilogramos de peso. Posee piernas largas y una enorme potencia tanto aeróbica como anaeróbica. Como corredor podemos manifestar, y utilizando la jerga común: "no hay con que darle".
A las 22.15h. se dio comienzo a la otra final, la de los 10 mil metros, y en la cual participaban 3 españoles. En este caso cada uno de los atletas tuvieron un enemigo en común, la temperatura elevada: 32°C. Una vez que se largó la misma se formó un pelotón compacto con más de 30 corredores. Esto se mantuvo hasta los 2 kilómetros en el cual algunos ya comenzaron a retrasarse. Poco a poco el pelotón delantero se fue haciendo más y más pequeño, y el mismo cruzó la mitad de la carrera, los 5 kilómetros, en 14:17.17 min. Se alternaban al frente los etíopes, keniatas, marroquíes y aún hasta el portugués Antonio Pinto. Pero ya sobre los 8 kilómetros se empezó a sacudir el ritmo de carrera lo que provocó que quedaran al frente solamente un pequeño grupo de atletas. Faltando una vuelta arranca decididamente el recordista del mundo, el etíope Haile Gebrselassie. quien inicia su clásico "sprint" final. Solamente el keniata Tergat y el otro etíope, Assefa Mezgebu lo siguen. Pero faltando 200 mts. Gebrselassie pasa a un ritmo de verdadero "bólido" despegándose definitivamente de sus contrincantes. Cruza la meta con 27:57.27 min. Segundo Tergat con 27:58.56m. y por la medalla de bronce el otro etíope, Assefa Mezgebu. El español Enrique Molina termina en el puesto 14 con excelentes 28:37.19m. teniendo en cuenta la elevada temperatura reinante. Solamente podemos comentar maravillas de este corredor etíope Haile Gebrselassie. Es modelo técnico en el desarrollo del paso de carrera, y más que corredor fondista da la apariencia de un corredor de 800 mts.: economía y gran eficiencia. Sin duda posee una elevadísima potencia y capacidad aeróbica. No estaríamos errados al suponer que su consumo de oxígeno debe rondar los 90 ml/kg/min. Podemos considerarlo como uno de los más grandes fondistas de toda la historia del atletismo; ha sido 4 veces campeón mundial seguidos en los 10 mil metros, campeón olímpico y récord mundial. Podemos equipararlo tranquilamente con el gran Paavo Nurmi de los años veinte (récord del mundo y nueve medallas de oro) y con la "locomotora humana" el checo Emil Zatopek, el cual brilló a fines de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta.
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